
Con sus matices entre cordillera andina y la estepa patagónica, Ñorquinco siempre fue la puerta de entrada a la Línea Sur rionegrina desde el sudoeste.
Su ubicación es estratégica. A la vera de la ex Ruta Nacional 40 (troncal de toda la Patagonia) y del ramal ferroviario de trocha angosta que unía Ingeniero Jacobacci con Esquel, supo de épocas mejores: de las estancias de los alrededores que llenaban los vagones con lana, cueros, animales en pie y carbón de sus minas.
En sentido contrario llegaban convoyes completos de mercaderías para abastecer a todos los pueblos de la Comarca Andina. Se generaba así un intenso movimiento comercial que también demandaba servicios complementarios de gastronomía, alojamiento y esparcimiento.
Hacia mediados de los 80 el nuevo trazado caminero, el cierre de La Trochita y las sucesivas crisis ganaderas obligaron al éxodo de muchos pobladores hacia áreas urbanas de El Bolsón y Bariloche, principalmente, teniendo que abandonar una cultura campesina de un siglo.
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